El segundo día de las Jornadas Nueva Evangelización comenzaron, cómo no, con la oración, poniendo todo el trabajo del día ante el Señor.
Posteriormente, se realizó la segunda intervención del obispo de Cádiz-Ceuta y del vicario general de la citada diócesis. «Hacia una conversión pastoral» fue el título de la ponencia. El obispo Zorzona recordó que estamos en un cambio de época y, por tanto, a vino nuevos, odres nuevos. Los nuevos escenarios nos llaman a entender que las cosas no pueden seguir igual. El «siempre se ha hecho así» no puede ser un criterio pastoral.
La conversión pastoral pasa por revisar los métodos, las rutinas, etc. pero también por revisar el corazón, señaló Zorzona. Es preciso, pues, «despertar» porque la evangelización es para apóstoles. El evangelio hace nuevo todas las cosas, por eso, cuando uno tiene vida, atrae. La autenticidad «atrae». Estamos, por ello, llamados a la conversión interior. no culpabilizarnos unos a otros, propuso el prelado.
Por otro lado, aún queda un cierto «imaginario colectivo» del que hay que salir porque «exactamente no es lo de siempre». Es preciso superar las ataduras, el síndrome de las cuatro Ds: depresión, desmotivación, desafección, desconfianza. Las dos últimas – sostuvo- son causas, y son superables. Por otra parte, es necesario ser sumativos, emplear más la «y» que la » o».
Es preciso, por tanto, buscar la fuerza de la fe para adentrarse en el camino de una evangelización renovada. En este punto el propio vicario general de Cádiz compartió con los presentes su propia experiencia de conversión pastoral, a partir de su participación en unas jornadas sobre la Nueva Evangelización. Allí vi pasión y entusiasmo – dijo.
Fernando Campos, desde esa realidad recordó la E.G. para hacer una llamada a emprender caminos nuevos y abandonar la llamada pastoral de mantenimiento. «La Iglesia entera se está poniendo en un estado de misión. Será lento, que no nos pueda la impaciencia». Es la conversión – aseveró. Además, el vicario defendió que no se puede proponer una fe de rebajas, a un cristianismo individualista que se desentiende de la evangelización y a lo que denominó «cristianos tapón» que dificultan la integración de otras personas.
En este punto el obispo Zorzona retomó la palabra para señalar que el «gran enemigo es el conformismo». Es el carcelero de la libertad y el enemigo del crecimiento dijo recordando a JFK. «Al diablo con la tibieza y el conformismo» enfatizó señalando el título de un libro.
Ahora bien, el obispo recordó que el gran motor es el amor de Dios. Desde esta perspectiva propuso dejarse evangelizar cada uno por el espíritu (discipular) teniendo en cuenta que evangelizar es un asunto eclesial,recuperar el liderazgo, imaginar lo imposible y haciendo todo lo posible. Y todo secundando, bendiciendo lo que Dios bendice y desde aquella afirmación del Kempis, «semper incipe», siempre comenzando, como si fuera el primer día.
Un coloquio dio pasó a un rato de descanso y al desarrollo de los ocho talleres: iniciativas diocesanas para la misión, sanar las heridas, cursillos de cristiandad, parroquia evangelizadora, cómo usar la comunicación, mejor con la música, armas de motivación masiva, y oratorios de niños.